Neomundo: la caja negra que se tiene que destapar

Mientras Bucaramanga pierde plata, algunos asisten a ferias con stands regalados y discursos de transparencia incluidos.

hace 13 días   •   2 min de lectura

Por Óscar Jahir

En Bucaramanga existe un Centro de Convenciones llamado Neomundo, que en teoría, debería ser el epicentro de los grandes eventos de Santander, pero en la práctica terminó convertido en la caja registradora de unos cuantos avivatos.

Y lo peor no es el desastre financiero, lo peor es ver cómo algunas personas que se autoproclaman líderes regionales, defienden a su gerente como si fuera la madre Teresa de las organizaciones feriales. Esas mismas personas que ni siquiera saben diferenciar un corregimiento de un municipio, pero que sueñan con ser gobernadores. Todo un chiste de mal gusto.

Neomundo cerró el 2024 con pérdidas, con gastos que se devoraron el 96% de lo que entró y con una operación logística que se lleva más de la mitad de los ingresos y que irónicamente, se encuentra en manos de terceros. Es decir: el centro que se vendió como orgullo regional hoy es apenas una ventanilla de contratos para empresas logísticas privadas. Mientras tanto, la corporación pierde plata y los operadores hacen fiesta.

Pero claro, los mismos que hablan de transparencia se olvidan de contarle a la dirección gremial de Santander, que los stands en los que participan en las ferias de Neomundo, se los regalan sin pagar un solo peso, recostándose en los impuestos de la gente que tanto dicen proteger.

Y como si fuera poco, el informe gerencial presentado por su gerente Tatiana Pardo Peinado, con el que pretende venderse como la más importante administradora que jamás ha tenido la entidad, advierte en sus páginas que “sin depreciación habría excedentes”.

Eso es como decir que sin deudas todos seríamos ricos. El más descarado maquillaje contable en su máxima expresión y sin el más mínimo asomo de vergüenza. La Junta Directiva, integrada en parte por entes descentralizados de la Alcaldía, terminó siendo cómplice de los contratos con sobrecostos que fueron denunciados en su momento por Daniel Felipe Valencia, y olvidaron que uno de sus principales deberes era velar por la diligencia y la lealtad hacia la entidad, no en favor del bolsillo de terceros.

Pero mientras tanto, la gerente sigue blindada por un coro de defensores que ni siquiera se han tomado la delicadeza de hacerle una lectura seria a los estados financieros. Pareciera que se les olvida que su compromiso no es con la comodidad de una gerente cuestionada, sino con Bucaramanga, una ciudad que no merece que se siga jugando con su patrimonio.

El problema de Neomundo no es de ingresos. El problema es de dirección, de prioridades, de ética. Nació para ser un centro de convenciones y lo redujeron a una bodega de contratos y favores.

Por eso la pregunta no es si la gerente debe salir, porque eso ya está más que claro. La verdadera pregunta que hay que hacerse es: ¿Cuándo va a llegar su reemplazo?

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