No hay nada en la política peor que la hipocresía, y no existe una peor hipocresía en política que la que caracteriza a los integrantes del Pacto Histórico.
En Santander esto no es una excepción, es la regla que desnuda la miseria moral de sus integrantes. Desde hace mucho he denunciado los contratos de corbata entregados a los suegros del Senador Fabián Diaz en el ICA Santander y en el Sena, donde hoy manda la mamá de su hija, la misma por quien fue demandado por inasistencia alimentaria, mientras echaba discursos en favor de la protección de los niños en Colombia.
De la misma forma, he revelado los manejos de la senadora Gloria Florez en la CDMB y en la EMPAS, así como también en el Hospital de Barrancabermeja, hoy convertido en el grifo de corrupción de los políticos petristas en esa ciudad. O del senador Gustavo Moreno, quien pasó de mostrarse como la “nueva energía” a convertirse en un integrante más de la misma cloaca donde se abusa de los más débiles con el poder de una entidad como la Unidad de Víctimas.
Definitivamente, como lo dijo un día el joven periodista Alejandro Villanueva: “los del Pacto no querían llegar para cambiar las cosas, sino para hacer lo mismo que hacían los corruptos que tanto denunciaban en campaña”.
Uno de esos ejemplos es el concejal de Bucaramanga Jorge Flórez Herrera, quien hastiaba a la gente con sus denuncias de dignidad y lucha popular en favor de los estudiantes del SENA y de la UIS, y hoy, en el poder, goza de su posición para presuntamente beneficiarse de dichas instituciones a través de contratos direccionados y el uso de las instalaciones universitarias para el beneficio de su propia familia.
Lo que no les cuenta a sus votantes y a la comunidad universitaria el concejal Florez, es que su hermana, Brigitte Dayanna Florez Herrera, se ha ganado, en los últimos dos años, en el SENA Seccional Santander, a través de una CPS, más 173 millones de pesos por asistir a reuniones virtuales, escribir chats y descargar correos, o en una mejor explicación, a la hermana del concejal este gobierno le ha pagado el equivalente a 752 bonos pensionales que podrían recibir los viejitos de Santander, por los que tanto dicen luchar.

Y como si eso no fuera poco, su hermana también aparece como la arrendataria de una cafetería en la UIS, donde solo pagan al mes 494 mil pesos, y gracias a ello, según el señor Edgar Florez Solano, padre del concejal, pudieron comprar una parcela en Bucaramanga, un apartamento en Girón y otro apartamento más en Floridablanca.

¿Cuántos bumangueses pueden comprar todo esto con un negocio donde solo se pagan 16.000 pesos diarios? ¿Esta es la “política del cambio” que tanto gritan en cada esquina y en cada manifestación pública?
El concejal Florez pretende aspirar a la cámara de representantes por Santander y por eso es necesario que los estudiantes de la UIS y los jovenes del SENA conozcan la hipocresía que se esconde detrás de su candidatura.