Juliana Ospina López: otra contratista más favorecida en el Gobierno de Gustavo Petro

Gustavo Moreno promete dignidad en el Senado, pero mientras tanto, su esposa colecciona contratos millonarios con el Estado. El mismo que él dice no arrodillarse. Esta es la historia de cómo el discurso anticorrupción se convirtió en nepotismo, amenazas y burocracia disfrazada de “energía nueva”.

hace 23 días   •   3 min de lectura

Por Óscar Jahir
Juliana Ospina López, esposa del Senador Petrista Gustavo Moreno, guarda silencio en relación con sus contratos dentro del gobierno de Gustavo Petro

Si algo le encanta al senador petrista Gustavo Adolfo Moreno es amenazar a las familias de sus contradictores, especialmente a las mujeres, como todo buen cobarde que actúa desde la sombra.

Lo contradictorio es que, mientras presume conocer lo que otros firman, olvida convenientemente los contratos que su propia esposa ha suscrito desde que él llegó al Congreso. Todo gracias al golpe de suerte que tuvo cuando recibió el respaldo del ex senador Horacio José Serpa y el ex alcalde de Barrancabermeja Alfonso Eljach, quien puso toda la maquinaria de la entidad al servicio de la obtención de una credencial que hoy sólo produce vergüenza y desánimo en quienes lo hicieron posible. 

La gente del común creyó que al llevar al Congreso a un joven que prometía ser la 'energía nueva', cambiaría la forma de hacer política. Pero resultó siendo otro esperpento más, lleno de mañas viejas, movido por los hilos de quienes lo manejan tras bambalinas. Un politiquero más que vendió su escasa dignidad y mínima honradez por cargos burocráticos y poder político representado hoy en la Unidad Nacional de Víctimas, hoy dirigida por Adith Rafael Romero Polanco, quien fue el chofer de Eljach y el mandadero de su grupo político. 

Juliana Ospina López, acompañando al director de la Unidad de Víctimas Adith Rafael Romero Polanco, al ex alcalde de Barrancabermeja Alfonso Eljach y a Erwin Jiménez Becerra

Desde allí vienen ofreciendo puestos a diestra y siniestra por todo el país y muy especialmente en Santander, incluyendo el municipio de Floridablanca, donde sus amenazas al parecer se dispersaron con el mismo humo que deja su boca cada vez que habla. 

Nadie sabe si la Unidad Nacional de Víctimas, que manejan a su antojo en el gobierno de Gustavo Petro, está realmente sirviendo a los más pobres, pero de lo que sí puede estar segura Colombia entera, es que a Juliana Ospina López —la esposa del senador— sí le mejoró la vida notablemente.

Lo primero que debería hacer alguien que ante la gente dice no estar arrodillado al gobierno, es no tener a su familia dentro del mismo, y mucho menos con una diversidad de contratos que sólo deja ver la gran hipocresía que los envuelve. 

La señora Ospina, abogada, exconcejal de Cambio Radical en Santa Rosa de Cabal, excandidata a la alcaldía y a la Cámara de Representantes por Risaralda —con el respaldo de los cuestionados Argemiro Bárragan y Duberthy Cardona—, recorre hoy Pereira en campaña, ocultando su cercanía al gobierno de Gustavo Petro.

En silencio mantiene sus vinculaciones laborales con la Personería y la Defensoría del Pueblo en Bogotá, con el Invias y el Ministerio de las Telecomunicaciones, donde en 2025 firmó un contrato por 140 días, valorado en 50 millones de pesos, cuya principal evidencia de ejecución fueron reuniones virtuales por Teams, mientras cualquier contratista en el Magdalena Medio tendría que trabajar más de dos años para alcanzar a ganarse esa suma de dinero. 

Y ese es solo uno. Si sumamos los demás contratos celebrados por Ospina López, la cifra superaría fácilmente los 300 millones de pesos, que podría ser el inicio de un discurso ante quienes ahora quieren engatusar de nuevo para que voten por un Senado honorable y digno.

Este es uno de los ejemplos más descarados de nepotismo que se viven en Santander y lo peor de todo, es que quienes votaron por Gustavo Moreno, ahora tienen que verlo impulsando la candidatura de su esposa a la Gobernación de Risaralda, mientras olvida por completo las promesas que hizo en Santander. Promesas que se convirtieron en humo… o en contratos para politiqueros de medio pelo que hoy no solo buscan reelegirse, sino tomarse de nuevo el Distrito de Barrancabermeja.

¿Ahora sí entiende, Senador? Siempre será más honesto hablarle al país de la podredumbre que lo rodea, que seguir lanzando amenazas cobardes contra las familias de quienes no se le arrodillan.

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